El sueño en la infancia
El sueño infantil tiene la función de regular y
reparar el organismo aparte de controlar la energía y la temperatura corporal.
Como ya se ha dicho, los niños más pequeños vienen de una rutina de 18 horas,
pasando por las 12 horas y finalmente llegando a las 8 horas diarias, entre los
7 y 12 años.
En la infancia, el estado de vigilia y sueño se
intercambian durante el día. Esto se mantiene hasta los 3-4 meses. Además, como
ya se ha mencionado antes, el sueño REM es mayor que en los adultos, ocupando
el 50% del sueño en total
En el sueño de los niños en edad escolar (6-10 años)
encontramos que el niño duerme entre 10 a 11 horas por la noche. En esta etapa
la autoestima es muy importante, y su atención se concentra en la competencia y
productividad como individuos y miembros de una familia, escuela o comunidad.
Un estudio reciente a revelado que por lo menos el 24% de los niños de esta
edad duerme mal, presentando problemas para dormir y en algunos casos incluso
llegando al extremo de darles sedantes
Problemas de insomnio, terror nocturno
La capacidad para dormir durante toda la noche se
desarrolla conforme el ser humano crece. En los niños es común encontrar
problemas de conciliación de sueño que van desde dificultad para dormir,
resistencia a irse a la cama o el requerimiento de la presencia de los padres
para poder dormir. La causa de estos trastornos puede ser de muchos tipos
aunque por lo general debidas al miedo a animales, monstruos, brujas, etc.
Problemas de relación familiar, social, dificultades escolares, etc. o miedo a
posibles pesadillas
En otras palabras su incidencia se debe principalmente
al sentimiento de desprotección y desconfianza, viéndose directamente afectado
por la alta imaginación que presentan los niños a esa edad.
Estrategias para adormecer a un niño
La forma en la que duermen los niños varía de cultura
a cultura. En muchas partes del mundo, es costumbre que los bebés duerman con
la madre o con ambos padres y de hecho, la idea de que los niños deben dormir
solos es más o menos reciente y no se han realizado estudios acerca de cómo les
afecta. Los niños que duermen con sus padres suelen sufrir menos trastornos
nocturnos, sin embargo, les crea cierta dependencia que los padres pueden o no
pueden querer.
Las recomendaciones para adormecer a un niño, suelen
ser las siguientes:
-Seguir una rutina y respetar horarios específicos
-Acostumbrarle a tener un muñeco
-Tener cuidado con las imágenes violentas
-Mantener al niño calmado
-Cansarlo durante el día
Finalmente, para agregar algo más, los colores pueden tener
un efecto muy grande en el estado de ánimo y es importante que las tonalidades
encontradas en un dormitorio induzcan al descanso. A la mayoría de la gente le
excitan los tonos cálidos y le relajan los tonos fríos como el azul o el verde
La presencia de luz u oscuridad también es un
determinante, ya que durante el sueño se libera una monoamina fotosensible
llamada serotonina u hormona del crecimiento, que se encarga de la recuperación
del cuerpo. Es por esto, que por mucho que un niño no le guste la oscuridad, es
mala idea exponerlo a una luz fuerte durante el sueño, especialmente en una
etapa donde el crecimiento es un factor crítico
Bibliografía
Chris Idzikowski
(2007). Aprender a Dormir Bien
Maria
Rosa Peraita (2008). Trastornos del sueño en la infancia
Sociedad
Española de Geriatría y Gerontología. Dormir es Salud
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